A mediados de 2017, Hernández fue condenada por la jueza Nury Velásquez a 30 años de prisión por sufrir un aborto involuntario. Aunque ella ni siquiera sabía que estaba embarazada, la acusaron de homicidio involuntario. Pasó 33 meses presa y en febrero de 2019 fue liberada luego de que un tribunal determinara que no había elementos que la hicieran responsable por la muerte de su bebé.
En julio de este mismo año, la Fiscalía de El Salvador decidió sentarla otra vez en el banquillo."Solo le pido que haga justicia porque yo soy una muchacha de 21 años con muchas metas a seguir adelante. Soy inocente de lo que me acusan", le dijo Evelyn el pasado viernes al juez.
En El Salvador el aborto es un delito sin importar que la vida de la madre haya estado comprometida en medio de una emergencia obstétrica.